martes, 18 de octubre de 2011

LA PALABRA DEL MAR

(c) Luz

El mar contaba cuentos a los barcos que pasaban. Rizaba el aire las olas y cada rizo llevaba una pequeña historia.


El rizo de la mañana relató este cuento a un velero genovés:


En las islas del coral nadaban los peces rojos y en las algas se escondían los pescados verdes. Por encima de las aguas navegaban los azules y en las arenas profundas vivían los amarillos.


Un día todos los peces, decidieron encontrarse.


-Vámonos hacía el coral- dijeron los de las algas.

-Nosotros queremos ver el cielo- cantaron los amarillos

-¿Por qué no vamos a lo profundo?- Se preguntaron los del color azul

-Nosotros iremos a todas partes-dijeron los peces rojos.


Entonces- apuntó el velero genovés - hicieron muchos caminos y por eso ahora entiendo el arco iris que veo siempre en tus aguas.


El barco siguió su ruta y le dijo adiós al mar.


Fueron pasando las horas y con el rizo del mediodía, apareció sobre las aguas en calma un enorme y orgulloso trasatlántico que navegaba sin rumbo fijo. El mar, que nunca está callado, comenzó a hablar con este barco tan grande:


No muy lejos de aquí existe una isla misteriosa. Es un lugar muy especial, pero está tan escondido que nunca nadie lo vio. En ese lugar cantan las sirenas, crecen en invierno amapolas rojas y hay lunas que se pasean visitando a los que ya se han enamorado. Cuando las personas duermen y sueñan creen ver esta isla, por eso todos la buscan y la desean encontrar.


-No sé que es lo que me cuentas- le dijo el barco al océano.

-Tú crees que no lo quieres- le gritó muy fuerte el mar porque ya se estaba alejando,- pero un día me pedirás que te enseñe su camino.


Poco a poco fue llegando el rizo del atardecer y el mar vio venir a lo lejos una barca de motor.


-Ten cuidado barca cuando pases por aquí. En estos lugares crecen las mentiras de los piratas y bucaneros. No los hagas mucho caso y piensa que ellos tienen demasiada imaginación. - Casi le pudo advertir el agua salada a la lancha que rápida pasó a gran velocidad.


En esto llegó la noche y entonces la luna muy escondida escuchó cómo el rizo del agua contaba muy bajito:


A ti, patera te cuento la leyenda de una lucha.


Surcaban por estos mares niños y adultos muy pobres, buscando algunos lugares donde vivir mejor. Muy contentos ellos iban, pensando que al llegar a su destino, encontrarían la alegría y la felicidad.


Mas la noche estaba oscura. La barca era pequeña, estrecha y se movía demasiado. Sopló muy fuerte el viento y quisieron ver una estrella.


Tuvieron que luchar con el hambre, la sed, el frío y las olas que cada vez subían más alto. La barca era como un juguete en una bañera y el agua entraba por todas partes. Estuvieron toda la noche intentando no caerse al mar. No obstante, gracias a su gran esfuerzo y tesón, cuando volvió el amanecer consiguieron llegar a la playa.


Al acabar esta historia, pasó el pájaro del alba y desde entonces los cuentos, lo saben sólo las hadas.

Luz del Olmo