domingo, 19 de diciembre de 2010

LA CASA DE LOS RELOJES


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Celia vivía en una casa llena de relojes. Los había de pared, de cuco. Relojes despertadores, relojes de pulsera, relojes redondos, relojes cuadrados, relojes alargados, relojes con forma de árbol, de pera, de libro. Relojes de madera, de metal, de arcilla, de plástico, relojes, relojes.

Celia vivía contenta en aquella casa en la que continuamente daban las horas : la una, las dos, las tres, las cuatro, las cinco, las seis, las siete, las ocho, las nueve, las diez, las once, las doce y luego otra vez, la una las dos……..También daban los cuartos: tan, tan, tan, tan. Sonaban cuatro veces y de una forma diferente para no equivocarse con las cuatro que también eran tan, tan, tan, tan.

Un día de invierno nevó tanto que Celia tuvo que quedarse a dormir en casa de su amiga Rocío. Celia estuvo despierta toda la noche, pues Rocío solo tenia dos relojes: el de la cocina y un despertador que hacia muy bajito tic-tac, tic-tac.

- ¿Qué tal has dormido? – Le pregunto Rocío a Celia cuando ésta se despertó.

- No he dormido 

- ¿ Por qué ? 

-Me faltaban los relojes. 

Luz del Olmo 

3 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Nos pasa a muchos como
a Celia. Somos animales de costumbres.

Besos

Ele Bergón dijo...

TEnia este pequeño texto traspapelado por ahi y se me ocurrio ponerlo aqui. La verdad es que si somos animales de costumbres

Besos

Luz

Kety dijo...

Bien por compartirlo.

Un fuerte abrazo